Al nordeste de la provincia de Cáceres, en las estribaciones de la Sierra de Gredos y paralela al río Tiétar, se extiende La Vera, un territorio privilegiado donde el agua adquiere un protagonismo absoluto, florecen frutas subtropicales y comparten territorio el águila, el mirlo, el martín pescador o la nutria. Es también el retiro que el emperador Carlos I de España y V Alemania eligió para pasar el último tramo de su vida a mediados del siglo XVI.
Un microclima benévolo permite que la naturaleza en La Vera esté en continua eclosión. La nieve permanece en Gredos durante varios meses al año, pero las temperaturas son suaves en invierno, la montaña se interpone para cortar el paso a los fríos vientos del norte; los veranos son frescos por la cercanía de la sierra, la abundante vegetación y el agua, porque La Vera es probablemente la comarca con más gargantas de la Península.
El agua, que baja con fuerza de las montañas, ha ido labrando gargantas, pozas cristalinas y piscinas naturales. Como la garganta de Alardos, en Madrigal de la Vera, con un estrechamiento rocoso para tomar el mejor de los baños; las pozas que deja a su paso la garganta de Cuartos, con aguas transparentes, muy concurridas en verano; la piscina natural que conforma la garganta de Gualtaminos, en Villanueva, con la cascada del Diablo (un salto de más de 60 metros con magníficas vistas al valle del Tiétar); o la garganta de Jaranda, en Jarandilla, en un paraje único de donde parten varias rutas para hacer senderismo… Y como fondo, imponentes y siempre vigilantes, las cumbres de Gredos coronadas por el Almanzor.
El paisaje de La Vera invita a ser explorado. Sus pequeñas poblaciones están repletas de interés histórico, sus rincones naturales ofrecen la belleza reposada de un paraje excepcional, los puentes, romanos o medievales, salpican esta comarca.
Hay muchas maneras de hacer una primera aproximación para descubrir y disfrutar de esta tierra. La mayoría de los pueblos están situados en la Ex-203, por lo que se puede hacer un recorrido tomando esta carretera como referencia. Pero depende de las preferencias del visitante: naturaleza, cultura, aventura, deporte… Aquí van algunas sugerencias para adentrarse en este extraordinario enclave cacereño situado a solo un par de horas de Madrid.
1-Garganta la Olla coimo punto de partida:
Es una de las localidades más típicas de la zona, es un buen inicio. Es uno de los pasos de acceso desde La Vera al valle del Jerte, con el que comparte campos de cerezos. Esta localidad goza de una situación geográfica envidiable en cuanto a naturaleza se refiere, rodeada de gargantas y montañas.
2-Casas veratas en Garganta la Olla:
Es una de las cinco villas de la zona declaradas Conjunto Histórico Artístico por sus cascos urbanos, representativos de las construcciones veratas: casas medievales con balcones, de adobe, piedra y madera que mantienen su estructura original.
3- Cuacos y el Monasterio de Yuste
El monasterio de Yuste se encuentra a las afueras de Cuacos de Yuste. Es el monumento religioso más representativo de la comarca y uno de los más relevantes de la región. El monarca más poderoso de la época decidió retirarse aquí, donde pasaría los dos últimos años de su vida. Murió el 21 de septiembre de 1558, y en Yuste estuvo enterrado hasta su traslada a San Lorenzo de El Escorial, en Madrid, por deseo expreso de Felipe II.
Lugar de retiro y oración, el monasterio se encuentra en un entorno natural de gran belleza. Fue fundado a principios del siglo XV por ermitaños llegados de Plasencia. Las obras de ampliación y acondicionamiento se llevaron a cabo para acoger al emperador y a las 50 personas de su séquito personal que le acompañaban.
4- La Vera y su pimentón con D.O.
Siempre presente, uno de los productos típicos de La Vera es el pimentón, representativo por excelencia y aderezo de muchísimos platos típicos, como las migas y la caldereta veratas, entre otros muchos.
El pimiento, del que se hace el Pimentón de la Vera, procede de Perú-Bolivia. Las primeras noticias sobre este cultivo en la provincia de Cáceres datan de finales del siglo XV. Se inició en el monasterio de Guadalupe, desde donde pasó al de Yuste. El cultivo se asentó definitivamente a mediados del siglo XVIII, en pequeños bancales en la margen derecha del Tiétar, en los llamados linares.
En el siglo XIX, La Vera era ya una importante zona productora de pimentón, un cultivo que revolucionó la comarca, desplazando a productos tradicionales como el lino y la seda, ya que la industria textil artesanal no pudo competir con la moderna industria catalana.
En 1998 consiguió la denominación de origen el pimentón de la vera. No podemos dejar de comprarlo en cualquiera de los pueblos de la zona.